El IPO es un Reglamento que consta de tres apartados y niveles.
Cada perro debe realizar una Prueba de Rastreo, que se practica en terreno labrado, sembrado o hierba, una Prueba de Obediencia y una Prueba de Protección.
Estas tres secciones tienen diferentes dificultades según el grado, es decir IPO 1, 2 ó 3.
Estas pruebas tienen una particularidad muy importante, con ellas se selecciona a los mejores ejemplares para la reproducción y, por tanto, para la perpetuidad de la raza.
Los Jueces de este Reglamento, que en el 95 % de los casos somos competidores activos, podemos apreciar mediante el Rastro, la Obediencia y la Protección las cualidades de los perros, como por ejemplo estabilidad de nervios, valentía, seguridad en sí mismos, salud física, capacidad olfativa, concentración, atención, ductibilidad…
Los mejores perros dentro de estos parámetros son lo que más cubren a hembras que también practican este Reglamento, y, poco a poco, vamos consiguiendo mejores ejemplares para la convivencia en sociedad.
La mayoría de los perros de cuerpos de seguridad del Estado, seguridad privada y muchas familias gozan de la compañía de ejemplares seleccionados de esta manera.
Estas pruebas pueden estar reflejadas en el árbol genealógico (pedigree) de los perros, con el fin de conocer si han superado las pruebas o no.